Un modo nuevo de transmitir el idéntico mensaje de salvación

2012-08-09 Radio Vaticana

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(RV).- “Obligar a callar el deseo que el hombre de Dios no puede hacer llegar a la autonomía. El hombre está en crisis, pero no es marginando el cristianismo el modo de llegar a una sociedad mejor”. Son los conceptos centrales de la intervención .de Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontifico para la Nueva Evangelización en Chatswood, Australia, donde está en curso el congreso “Proclaim 2012”.
En efecto, en su ponencia titulada “¿Qué es la nueva evangelización?”, Mons. Fisichella afirmó que el “gran desafío del futuro está en que quien quiere la libertad de vivir como si Dios no existiera puede hacerlo, pero debe saber lo que esto comporta. Trazando, de este modo, la situación de crisis del hombre contemporáneo, que “ha olvidado lo esencial”, celoso como es de su propia independencia y de la responsabilidad personal de su modo de vivir. Porque como afirmó, no es excluyendo a Dios de la propia vida que el mundo será mejor. Mientras los católicos no aceptarán ser marginados, y seguirán llevando la Buena noticia al mundo, que es Jesús.
Sin embargo, el Presidente del Consejo Pontifico para la Nueva Evangelización puntualizó que el anuncio de los creyentes no debe recurrir “a la arrogancia y al orgullo”, ni expresar un “sentido de superioridad hacia los demás”. Sino al contrario, debe ser llevado “con dulzura, respeto y recta conciencia”. Porque en esto consiste la nueva evangelización: en la misión de la Iglesia de hoy, de toda la Iglesia, hecha por pastores, sacerdotes y laicos. Lo que no es algo diferente del pasado, sino un modo nuevo de transmitir el idéntico mensaje de salvación del Señor Resucitado por nosotros.
Junto a Benedicto XVI, Mons. Fisichella recordó que no se ayuda “diluyendo la fe”, sino sólo viviéndola totalmente en nuestro presente. Porque no serán las tácticas las que nos salvarán, sino una fe repensada y vivida de modo nuevo, mediante la cual Cristo, y con Él el Dios vivo, entre en nuestro mundo”.
La primacía, por tanto, va al testimonio, de modo que el instrumento principal para llevar el anuncio de salvación a cada persona, en todo lugar y en todo tiempo, se ha hecho realidad en la caridad, porque la vida encuentra su plena realización sólo en el horizonte de la gratuidad. Mons. Fisichella añadió que nos hemos obstinado en privilegiar todo lo que el mundo ha rechazado considerándolo inútil y poco eficiente. De ahí que el enfermo crónico, el moribundo, el marginado, el diversamente hábil y todo lo que expresa ante los ojos del mundo la falta de futuro y de esperanza, encuentra el empeño de los cristianos.
Y junto a todo esto, la exigencia de variar el modo de evangelizar, tal como subrayaba el Papa Pablo VI, y de encontrar nuevas formas, desarrollando capacidades de adaptación. Mons. Fisichella recordó que la expresión “nueva evangelización” fue usada por primera vez por el Beato Juan Pablo II en 1979, y su semilla fue recogida por Benedicto XVI con la institución del Consejo Pontificio para la Promoción de la nueva evangelización. A la vez que añadió que no se puede evangelizar sin evangelizadores, porque la responsabilidad del anuncio es de todos. De aquí la invitación a los cristianos a saber discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo que da fruto y lo que, en cambio, es efímero. Lo que constituye el principal desafío de la Iglesia de hoy.

(María Fernanda Bernasconi – RV).